miércoles, 31 de diciembre de 2014

Comprender nuestra naturaleza como seres humanos

Es una invitación a comprender nuestra naturaleza como seres humanos, nuestros estados: subconscientes, conscientes y supraconscientes.

Si en la última entrada hablábamos de la grandeza del Gran "Ser Amor" del Universo que es consciente de Sí y de sus fragmentos, es obligado señalar que somos tu y yo los fragmentos, somos tu y yo, quienes estamos embarcados en la aventura de la consciencia de sabernos parte de este "Ser Amor". El viaje, con sus interminables pasos y etapas, está jalonado de infinitas preguntas cuyas respuestas permanecen ocultas en el centro de sí mismas. La existencia es ese gran despliegue en el tiempo y en el espacio, es la Creación explicándose a sí misma en un océano de experiencias. Cada ser humano tiene en su interior la respuesta a sus infinitas preguntas, que son una a una las del mismo Universo. El sentido de la vida, de cada vida y de la entera Existencia se hayan en un centro, en un lugar de nuestra conciencia, de nuestro ser, al que tenemos perfecto alcance. La buena noticia es que basta estar en camino,  y todos lo estamos; basta querer con sinceridad hollar el camino, y todos lo somos aunque no lo sepamos; basta querer comprender para que la comprensión allegue. La comprensión, como el amor, es ineludible e inevitable, porque son la substancia del viajero y del viaje.

Preguntas y respuestas son el paisaje que se reproduce en cada ser humano, hablamos de reinos subconscientes, de reinos conscientes y de reinos supraconscientes. El ser humano es en sí mismo este triple reino dividido. El ser humano es este triple reino, más las zonas subconsciente y supraconsciente de sí mismo están delimitadas por fronteras no penetradas, inexploradas, no conquistadas. Hay zonas que no se conquistan con la mente porque ésta no es moneda de cambio en todas ellas. Es por ello que instalados en el reino que llamamos consciente donde la mente es rey y reina, albergamos la creencia de nuestra sola moneda y de que no existen otros reinos. Esta negación fatal deviene en frontera infranqueable, una auténtica condena a carcel con fronteras ciertas, que no se rebasan por miedo a perder el reino.

Iremos mirando y viendo, reconociendo y revelando misterios, misterios que ahora lo parecen pero que una vez develados nos sonrojan como a niños sorprendidos in fraganti, seremos nosotros los niños sorprendidos al captar desde la profundidad de nuestro centro la simplicidad de las preguntas y la sencillez de las respuestas que cada misterio alberga. Lo iremos viendo, si con pausa y buen humor estamos dispuestos a no combatir los otros reinos con armas equivocadas. La mirada y la sencillez son las herramientas, y las pondremos en práctica, y lo haremos juntos si esta aventura la encuentras apropiada.

El reino subconsciente se asemeja al reino de un infante cuyo poder excede de toda norma y de toda convención, no hay ni bien ni mal, hay resolución que choca contra toda lógica, y este poder enorme  extiende sus secretas influencias por el reino de lo consciente, desbaratándolo y quebrándolo con mano invisible. Ganar terreno al inconsciente es sembrar armonías que nos preparan para el abordaje mayor, y esta tarea es simpre previa, pero también la gran olvidada.
Al reino supraconsciente no podemos arribar con la mente concreta. Es éste un reino que sólo cabe ser experimentado desnudos de mente, y cuando nos situamos en el centro, ya no hay necesidad de explicar, nos basta el sentirnos ser, nos basta el SER. La poesía de los místicos es este regalo que se ofrece a quienes embriagados por el aroma de la belleza se acercan al jardín y primavera de la comprensión. En esta comprensión lo Uno y lo vario están en comunión, existe la identidad una, que es plena, gozosa, llena de vida y de sentido. La Vida tiene total y completo sentido. Vayamos de la mano a este jardín porque estamos invitados.

Sigue el hilo a "examinar el contraste entre la carencia que sentimos y la plenitud que Somos"

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