miércoles, 19 de noviembre de 2014

Compartir y disfrutar de una Visión de la Vida integradora, unitaria, armónica



La invitación es a compartir y disfrutar de una Visión de la Vida integradora, unitaria, armónica. La consecuencia natural de esta visión es la de dar muerte al conflicto, por muy utópico que parezca.

Continuando con nuestra invitación, se podrá observar que todos los post de los que nos serviremos para este compartir unidos y explorar en forma afectuosa e inteligente están o estarán (es lo mismo) entretejidos de un hilo dorado de propósito, de intención, de voluntad. El Propósito que nos anima es la comprensión de la Vida en un sentido amplio, fundamental, para lo cual trazaremos una visión de lo particular, y viendo y mirando profundizar en lo concreto a fin de descubrir Aquello lo que lo anima.
Esta tarea es común a toda persona no importa su aparente o transitorio rango o condición mundana ni su también aparentemente mayor erudición o ignorancia. Aquí cabemos todos.
Nadie puede sustraerse a la relación en que vivimos los seres humanos, tampoco a esta Naturaleza en la que vivimos, nos movemos y tenemos el Ser. La comprensión de nuestra vinculación y pertenencia a esta Naturaleza y de la Leyes que la rigen es el quid de la cuestión, porque entre entender o no la cuestión nos hallaremos en distintos escenarios: el conflicto o la armonía. Esta tarea es para todos, desde el más tonto al más listo, desde el más listo al más tonto. Tanto monta, que listo y tonto no tienen en sí existencia, son sólo adjetivos de una mente que pertenece a una humanidad joven –apenas miles de años en un universo de miles de millones de años. Y si hay que aclarar se aclara: Nadie es tonto o es listo aunque de nuestros actos aislados se pudiera predicar una u otra cosa. Hay que darle la vuelta a la mente que separa y divide. Lo que Somos es lo que tenemos que descubrir, dando respuesta así al mandato Délfico: “Conócete a ti mismo, y así conocerás el Universo y a sus Dioses. Para descubrir lo que somos tenemos que cerciorarnos de si lo que creemos ser tiene real fundamento. Lo que nos lleva a mirar con sinceridad dónde tenemos puesta nuestra noción de realidad, es decir aquello que para nosotros es importante, porque ello nos indicará con precisión con qué estamos identificados. ¿Es nuestra identidad algo mudable, transitorio, permanente? ¿Qué queda en el adulto de cuando era niño, o adolescente? Acaso su físico, alguno de sus estados emocionales, sus ideas? La evidencia es clara: todo se manifiesta como un fluir. Tan sólo hay algo invariable: El sujeto que experimenta. El sujeto y la experiencia están conectados. El sujeto es un punto central, la existencia es el campo donde se manifiesta su conciencia, donde evolucionan los contenidos de esa conciencia.  Podemos representar al sujeto y a la existencia como un punto o foco del que surge un campo en forma de triángulo. El sujeto es la fuente de donde surge toda posibilidad de energía, de amor y de inteligencia. El campo es un universo de infinitas posibilidades en que esa energía se manifestará y expresará a través del amor y la inteligencia. Cada posibilidad es la materialización de una idea, una forma, y por tanto, una perspectiva. En nuestro existir nos hemos desconectado de ese foco u origen. Nos vivimos separados, y en nuestra búsqueda de nuestra identidad esencial u origen adoptamos formas distintas, cambiantes, les prestamos nuestra energía y adquieren señas de identidad, nos identificamos con lo transitorio y luchamos y sufrimos en la forma, con las formas y por las formas.
Tratemos de ver que nadie es egoísta, más bien de que en ocasiones nuestras motivaciones son limitadas, que se circunscriben a un ego, y por tanto las actuaciones sí son egoístas. Una actuación no es el sujeto que actúa.  Cuando en nuestras relaciones nuestras motivaciones se expanden más allá del círculo del ego, la conciencia se expande dando lugar a la inclusividad, y a ello lo tildamos de generosidad, solidaridad, etc. Si queremos un trascender de una forma egoísta a otra más abarcante, incluyente e inclusiva hemos de mirar con la humildad suficiente pare reconocer que hasta nuestros mejores anhelos de realización y de plenitud, que en sí son algo fundamental y natural, pueden estar cargados de una motivación limitada, pequeña, miope, es decir lo que llamamos egoísta. Esta motivación, mezcla de deseo y mente, es una energía que condiciona que el resultado sólo produzca efectos o consecuencias limitados, pequeños, cortos de vista. Cada forma de hacer, sentir, pensar, mirar está incardinada en una ley de similitudes, de atracciones y afinidades que no puede obviarse. Trascender es permitir soltar mi adhesión a mi visión parcial, limitada, y permitir que la Plenitud se muestre a sí misma, porque la Plenitud no está en una forma, o en otra, sino en la Inteligencia Primordial fuente de toda forma. Esta es una idea a mirar con detenimiento, con cariño, sin prisa alguna, sin condiciones, porque detrás de ella se adivina, se intuye y luego se palpa de modo tangible que la Plenitud es ya la Vida que se manifiesta a través de su universo de infinitas formas. Y lo más interesante es que a caballo de la sincera búsqueda o investigación arribamos a una Identidad Central que lo es de cada forma. La Realización de la Plenitud no es cosa distinta de la Vida cuya identidad y conciencia central se expande mientras nuestro pequeño yo va gozando desde un aceptar sin condiciones. Cuando el yo, mi, mío desaparece descubrimos el YO, el NOSOTROS, el conflicto da paso a la Armonía. Este es el reto. ¿Lo abordamos juntos?

Continúa el hilo a investigación sincera

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