La
invitación es a compartir y disfrutar de una Visión de la Vida integradora, unitaria, armónica. La consecuencia natural de esta visión es la de dar muerte al conflicto, por muy
utópico que parezca.
Continuando
con nuestra invitación, se podrá observar que todos los post de los que nos
serviremos para este compartir unidos y explorar en forma afectuosa e
inteligente están o estarán (es lo mismo) entretejidos de un hilo dorado de
propósito, de intención, de voluntad. El Propósito que nos anima es la
comprensión de la Vida en un sentido amplio, fundamental, para lo cual
trazaremos una visión de lo particular, y viendo y mirando profundizar en lo
concreto a fin de descubrir Aquello lo
que lo anima.
Esta
tarea es común a toda persona no importa su aparente o transitorio rango o condición mundana ni su también aparentemente mayor erudición o
ignorancia. Aquí cabemos todos.
Nadie
puede sustraerse a la relación en que vivimos los seres humanos, tampoco a esta
Naturaleza en la que vivimos, nos movemos y tenemos el Ser. La comprensión de
nuestra vinculación y pertenencia a
esta Naturaleza y de la Leyes que la rigen es el quid de la cuestión, porque
entre entender o no la cuestión nos hallaremos en distintos escenarios: el conflicto o la armonía. Esta tarea
es para todos, desde el más tonto al más listo, desde el más listo al más
tonto. Tanto monta, que listo y tonto no tienen en sí existencia, son sólo
adjetivos de una mente que pertenece a una humanidad joven –apenas miles de
años en un universo de miles de millones de años. Y si hay que aclarar se
aclara: Nadie es tonto o es listo aunque de nuestros actos aislados se pudiera
predicar una u otra cosa. Hay que darle la vuelta a la mente que separa y
divide. Lo que Somos es lo que tenemos que descubrir, dando respuesta así al
mandato Délfico: “Conócete a ti mismo, y así conocerás el Universo y a sus Dioses.
Para descubrir lo que somos tenemos que cerciorarnos de si lo que creemos ser
tiene real fundamento. Lo que nos lleva a mirar
con sinceridad dónde tenemos puesta nuestra noción de realidad, es decir aquello que para nosotros es
importante, porque ello nos indicará con precisión con qué estamos
identificados. ¿Es nuestra identidad algo mudable, transitorio, permanente?
¿Qué queda en el adulto de cuando era niño, o adolescente? Acaso su físico,
alguno de sus estados emocionales, sus ideas? La evidencia es clara: todo se
manifiesta como un fluir. Tan sólo hay algo invariable: El sujeto que experimenta. El
sujeto y la experiencia están conectados. El sujeto es un punto central, la
existencia es el campo donde se manifiesta su conciencia, donde evolucionan los
contenidos de esa conciencia. Podemos
representar al sujeto y a la existencia como un punto o foco del que surge un
campo en forma de triángulo. El sujeto
es la fuente de donde surge toda posibilidad de energía, de amor y de
inteligencia. El campo es un universo
de infinitas posibilidades en que esa energía se manifestará y expresará a
través del amor y la inteligencia. Cada posibilidad es la materialización de
una idea, una forma, y por tanto, una
perspectiva. En nuestro existir nos hemos desconectado de ese foco u
origen. Nos vivimos separados, y en nuestra búsqueda de nuestra identidad esencial u origen adoptamos
formas distintas, cambiantes, les prestamos nuestra energía y adquieren señas
de identidad, nos identificamos con
lo transitorio y luchamos y sufrimos en la forma, con las formas y por las
formas.
Tratemos
de ver que nadie es egoísta, más bien de que en ocasiones nuestras motivaciones
son limitadas, que se circunscriben a un ego, y por tanto las actuaciones sí
son egoístas. Una actuación no es el
sujeto que actúa. Cuando en nuestras
relaciones nuestras motivaciones se expanden más allá del círculo del ego, la
conciencia se expande dando lugar a la inclusividad, y a ello lo tildamos de
generosidad, solidaridad, etc. Si queremos un trascender de una forma egoísta a otra más abarcante, incluyente e
inclusiva hemos de mirar con la humildad
suficiente pare reconocer que hasta nuestros mejores anhelos de realización y
de plenitud, que en sí son algo fundamental y natural, pueden estar cargados de
una motivación limitada, pequeña, miope, es decir lo que llamamos egoísta. Esta
motivación, mezcla de deseo y mente, es una energía que condiciona que el resultado sólo produzca efectos o
consecuencias limitados, pequeños, cortos de vista. Cada forma de hacer,
sentir, pensar, mirar está incardinada en una ley de similitudes, de atracciones y afinidades que no puede
obviarse. Trascender es permitir soltar
mi adhesión a mi visión parcial, limitada, y permitir que la Plenitud se muestre a sí misma, porque la Plenitud
no está en una forma, o en otra, sino en la Inteligencia Primordial fuente de toda forma. Esta es una idea a
mirar con detenimiento, con cariño, sin prisa alguna, sin condiciones, porque detrás de ella se adivina, se intuye y
luego se palpa de modo tangible que la
Plenitud es ya la Vida que se manifiesta a través de su universo de infinitas
formas. Y lo más interesante es que a caballo de la sincera búsqueda o
investigación arribamos a una Identidad
Central que lo es de cada forma. La Realización de la Plenitud no es cosa
distinta de la Vida cuya identidad y conciencia central se expande mientras
nuestro pequeño yo va gozando desde un aceptar sin condiciones. Cuando el yo,
mi, mío desaparece descubrimos el YO, el
NOSOTROS, el conflicto da paso a la Armonía. Este es el reto. ¿Lo abordamos juntos?
Continúa el hilo a investigación sincera
Continúa el hilo a investigación sincera
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