Esta invitación resume en sí todo el sentido de la existencia. La Vida es revelación. La revelación surge del reconocimiento. Nada hay fuera de la Vida. Toda ella es conciencia en innumerables grados. Vamos viajando de un grado a otro de conciencia. Todo es, pues, una toma de conciencia progresiva. Nuestro vivir nos presenta la oportunidad del ejercicio y desarrollo de nuestros talentos (grados de conciencia). Cada uno es regalado con aquello que exactamente precisa para continuar en el desarrollo y evolución de su conciencia individual. En este devenir pasamos de la conciencia fragmentada y dividida en la cual nosotros somos entidades independientes que luchamos por sobrevivir, a estados de conciencia en los que la unidad de todo lo existente va cobrando vida, primero en forma de lógico discernimiento, luego en forma de intuición, y finalmente en forma de evidencia plena. La unidad de la Vida es ley en el universo, donde nada es aparte de nada. Todo está en íntima relación, y a esa relación cuando es comprendida se le denomina Amor. El Amor es nexo de unión en esta relación interminable. A poco que miremos tenemos una necesidad vital que es la de compartir nuestros deseos, anhelos, gozos, realizaciones. Nada se completa sin el compartir de lo vivido.
Cada instante, cada situación, cada momento es una oportunidad de ahondar en la toma de conciencia para acabar verificando que todo lo que acontece es un puro devenir, un fluir, un cambio constante, un sinfin de estímulos externos e internos que nos convocan a una toma de conciencia mayor. Nos convocan a una desidentificación de lo que es mudable, de lo que es transitorio, para descubrir que sólo el Sujeto de cada experiencia es el que no muda, el que permanece.
Existe sí, un Yo profundo, una Identidad Esencial que es la base de nuestro ser, de todos nuestros estados de conciencia, que es la suma de todos los atributos en su máxima manifestación posible. Cada paso en el devenir de la existencia tiene por objeto el ir reconociendo, actualizando esos atributos que todo lo conforman: Voluntad, Amor e Inteligencia. Es nuestra Identidad Esencial el Origen y Fuente de toda cualidad posible. Hacemos, por tanto, un viaje. Es la Conciencia la que viaja y conquista territorios inexplorados, y es esa misma Conciencia la que acaba por Re-conocerse como la única Conciencia, la Conciencia del Origen, la Identidad Esencial.
Si en una forma u otra está experimentando la necesidad de Re-conocerte en lo Real, más allá de los éxitos y de los fracasos, más allá del gozo y del dolor, más allá de todo cambio, te invito a que sigas el latido profundo de tu propio Corazón. Esta invitación contiene la llave y la semilla de toda posible realización, y esta realización es tan sagrada como nuestra atención y demanda interior. Si existe en ti esta sinceridad, este anhelo de autenticidad, caminemos unidos en pos de ella. Tus pasos y los míos son pasos en unidad. El tiempo solo demuestra que hay muchos latidos pero un sólo Corazón.
En esta revelación comprobaremos que de la mano de la sinceridad y de la intención caminan la voluntada, la capacidad de renovación, la capacidad de resistir, la capacidad de ser y de realizar cualquier empresa. De su misma mano viene la comprensión de quienes con nosotros caminan, del sentido de las cosas y de cada hecho y situación: Tu y los Otros, Yo y los Otros participamos todos de un mismo quehacer universal. De la misma mano adviene la paz y la serenidad, el equilibrio y la armonía, la libertad interior. Quedarán en la cuneta los miedos y las angustias, nuestra sensación de debilidad y nuestras inseguridades, la duda, el sentido de futilidad...
Nacemos a nuestra verdadera Identidad. ¿Vamos de la mano?
Sigue el hilo a mirar, sentir, reconocer, querer, asumir y expresar que somos "Voluntad, Amor e Inteligencia"
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